«Todo empezó por un número equivocado, el teléfono sonó tres veces en
mitad de la noche y la voz al otro lado preguntó por alguien que no era
él.»
Así comienza La ciudad de cristal, primera de las tres novelas que conforman La trilogía de Nueva York.
A Daniel Quinn, escritor de literatura policíaca, su interlocutor
telefónico lo toma por un detective y le encarga un caso. Quinn, lejos
de deshacer el malentendido, se mete en el papel que le han adjudicado y
se ve envuelto en una historia repleta de enigmas, complicadas
relaciones paternofiliales, locura y delirio.
En Fantasmas,
segunda de las piezas, un detective privado y el hombre al que tiene que
vigilar juegan al escondite en un claustrofóbico universo urbano. Por
último, en La habitación cerrada el protagonista se ve
confrontado a los recuerdos de un amigo de la infancia cuando la mujer
de éste le escribe una carta explicándole que su marido ha desaparecido
misteriosamente.
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